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La Historia de Casa do Caminho

Carlos Alberto Nogueira fundó la Comunidade Rural Casa do Caminho em 1982, con la ayuda de cinco amigos. Inicialmente, él tuvo esa idea debido a un trabajo que esas seis personas, junto con otros miembros de la Fraternidad de los Hermanos Menores, realizaban desde hace algún tiempo distribuyendo comida y ayudando a personas en situación de calle, en Río de Janeiro. Su idea era crear una casa para los sin techo, en un lugar verde y tranquilo, lejos de la vida del centro urbano. El grupo fundador escogió para ello un lugar escondido entre los campos, montañas y bosques de la Mata Atlántica, para comenzar el proyecto.

 

Durante los primeros cinco años de este proyecto, el grupo original vivió entre hombres y mujeres alcohólicos y con deficiencias, además de niños, formando una comunidad única, que residía en construcciones precarias sin electricidad. El área alrededor de la Casa do Caminho era extremadamente subdesarrollada y no había escuela pública ni particular, donde los niños que vivían en esa región pudiesen estudiar. Frente a esta situación, los moradores de la institución, en el primer año de su fundación, construyeron una escuela. Dicha escuela, la “Escola Rural Divina Mãe”, funcionó durante 13 años con profesores voluntarios y moradores de la Casa do Caminho, hasta que dejó de ser necesaria cuando el gobierno fundó una escuela en la región.

Solamente en los años 90, los objetivos de Casa do Caminho cambiaron y se pasó a priorizar proyectos enfocados en niños y adolescentes en riesgo social. La organización creció, y llegó a tener un equipo de educadores, cocineros, pedagogos, psicólogo, asistente social, y equipo administrativo, además de voluntarios extranjeros e internacionales. Carlos Alberto Nogueira murió al final de la década, antes del inicio del tercer milenio, y la organización continuó bajó la dirección del presidente actual, Renato Pinto Campos, que también fue uno de los miembros fundadores originales. Poco después, se fundó la Sociedad de Amigos de Casa do Caminho, que había sido idea también de Carlos Alberto, y que resultó ser fundamental para la continuidad de los trabajos.

Un tiempo después, el Sr. Hans Eberhard, de Alemania, conoció la institución, y gradualmente dio inicio a una recaudación en su ciudad natal, Heppenheim. Él se convirtió en un gran benefactor de la institución, y, a través de más de 15 años, ayudó a que el trabajo se solidificase. Gracias a los fondos que Hans Eberhard y prácticamente toda su familia lograron recaudar, se pudieron hacer varias obras nuevas en la Casa. De la misma forma, se adquirieron dos terrenos en Xerém donde se construyeron casas para que pudieran residir los adolescentes, debido a que no existía, y todavía no existe en buena parte de la zona rural de Xerém, una escuela para alumnos de esa edad.

En 2007, Renato invitó a Bart Bijen, un ex-voluntario que acababa de terminar un MBA en Holanda, a ayudar a administrar la organización. Bart había sido voluntario de Casa do Caminho en 2003, y posteriormente realizó varias campañas en pro de la institución. Incluso, junto a inúmeros ciudadanos y sus parientes de la ciudad de Beek, Holanda, consiguió fondos para construir una cancha deportiva de primera calidad.

Juntos, Renato y Bart hicieron crecer el número de voluntarios, trayendo a personas de todo el mundo para ayudar en el orfanato y en los nuevos proyectos que estaban planeando. En 2009, Bart fundó el Centro de Lenguas “Caminho Languages Center” en Ipanema, con el objetivo de ayudar a financiar Casa do Caminho. También fue fundado un Centro Cultural, que desarrolló diversas actividades en Xerém. Todo esto ayudó a mejorar la situación financiera de la organización.

En 2011, el Ministerio Público de Brasil exigió que los niños más jóvenes que residían en la sede de Casa do Caminho fueran trasladados a la ciudad. La CRCC preparó entonces otra casa en Xerém, y los niños fueron a residir allá, junto a los adolescentes que ya estaban allá debido a la necesidad escolar. Mientras tanto, la sede continuó siendo utilizada como residencia para voluntarios y local para realizar fiestas y eventos.

 

Sin embargo, la política gubernamental sobre orfanatos y centros de acogida de menores siguió mudando radicalmente, y el directorio de la CRCC decidió dejar de trabajar como residencia infanto-juvenil, a principios del año 2014. La organización decidió entonces buscar nuevas formas de ayudar a la comunidad, manteniendo su espíritu de fraternidad original. Así nació el proyecto "Educação Sem Fronteiras", el primero de esta nueva fase de Casa do Caminho, destinado a ayudar a mejorar la calidad de la educación en las escuelas municipales, situadas en la zona rural en los alrededores de Xerém.

 

Hoy, Casa do Caminho está todavía reinventándose, creando diversos proyectos para continuar con su misión de ayudar al prójimo, con la ayuda de voluntarios brasileños e internacionales.

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